Hordas de ignorantes.


El mundo se abalanza al holocausto, pero no lo suficientemente rápido. Hordas de ignorantes desatan su simpleza por doquier, en las calles, en la televisión, en los bares. Mientras, sólo queda contener la ira de ver cómo se expande gratuitamente la ignorancia. Es más fácil ser o hacerse el idiota que llevar una vida de sensatez. 

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