Cuando me deshago.

Cada minuto falsea los segundos, cada día exagera las horas y tengo la impresión de hacer perpetua esta angustia. Cuando me deshago, el momento se tropieza con los pensamientos y lo noto, cada vez le cuesta más y más reincorporarse. Se desacelera el tiempo atollado en las reflexiones más enrevesadas, mezclando los recuerdos con aquellas ilusiones estropeadas, atormentando.

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